Hay animales, como los insectos, en los que casi todas las conductas están guiadas por instintos, mientras que hay otros, como los humanos, en los que los instintos son responsables solamente de una pequeña parte de sus conductas, mientras que el resto, se pueden explicar por otros mecanismos de aprendizaje. Así, el aprendizaje humano, en todas sus variedades y formas modela casi todos los ámbitos de nuestra vida: trabajo, juegos, tiempo de ocio, relaciones interpersonales, etc. (Vidal, 2015).
Una de estas maneras de adquirir nuevos aprendizajes, que se da en humanos, pero también en muchas otras especies animales, es el condicionamiento. En general, se entiende por condicionamiento la adquisición de nuevos comportamientos al aprender a reconocer las relaciones que existen entre diferentes estímulos que hay presentes en el medio y las reacciones que estos provocan en el organismo (Bloch, y otros, 1996).
Los dos tipos principales de condicionamiento son el clásico (o pavloviano) y el instrumental (u operante), que serán explicados próximamente en otras entradas de este Blog.
Pero, ¿Qué hay de la voluntad o de la capacidad de elección de los individuos cuando hablamos de aprendizaje asociativo?
Al estudiar el aprendizaje asociativo (por condicionamiento clásico e instrumental), a veces caemos en la tentación de considerar que “no hay actividad psíquica que no sea, en definitiva, una respuesta a un estímulo” (Le Ny, 1983).
Esta afirmación es muy cuestionable, porque presenta una visión determinista del ser humano.
Cada individuo tiene cierta libertad de acción. Puede elegir comerse o no comerse las galletas que hay en el plato, o entre huir ante un incendio o ayudar a sus semejantes.
Lo que estudia el aprendizaje asociativo no es cómo se determina de manera inexorable la conducta de un individuo, sino cómo se asocian los estímulos condicionado e incondicionado (en el condicionamiento clásico) o las conductas que realizamos con sus consecuencias (en el condicionamiento instrumental), para mostrar unas tendencias en nuestro comportamiento.
Estas tendencias que, en términos generales, nos son muy útiles para la supervivencia, se podrán seguir o no, dependiendo del ejercicio de la libre voluntad de los individuos, que se vuelve más importante y central en la vida de los seres con inteligencias superiores, especialmente del ser humano. Sin embargo, para llegar a comprender algún día cómo se ejerce esta libre voluntad, debemos comprender también otros condicionantes de la conducta más básicos que tienen lugar en el aprendizaje asociativo.
Bibliografía
Le Ny, J. (1983). El Condicionamiento y el aprendizaje. Barcelona: Ediciones Península.
Vidal, J. (2015). Condicionamiento clásico pavloviano. En E. Muñoz, I. Pozo, J. Sansa, & J. Vidal, Psicología del aprendizaje (págs. 1-75). Barcelona: Oberta UOC Publishing, S.L.