Poema de Inana’s
Este relato mitológico sigue el descenso de Dinana (Inanna), una diosa que abandona el cielo y se interna en la montaña sagrada, un lugar enigmático vinculado al inframundo. Su viaje no es solo un desplazamiento físico, sino una transformación que entrelaza poder, divinidad y juicio.
Desde el principio, la conexión entre el cielo y la tierra toma fuerza, con Dinana como la portadora de sabiduría y entendimiento divino. A medida que avanza, los templos de ciudades sumerias como Uruk (Unug), Bad-tibira, Zabalam y Nippur caen y convergen en la montaña, símbolo de concentración de poder o de la transición de fuerzas divinas hacia el ámbito infernal.
Las me, decretos y atributos sagrados de la mitología sumeria, se reúnen, se protegen y se entregan en un momento clave de la narración. Dinana, vestida con joyas y símbolos de autoridad, reafirma su estatus como soberana divina, lista para enfrentar el juicio y la restauración del orden.
A lo largo del relato, los emisarios divinos, en especial Nin-šubur, acompañan a Dinana, actuando como mediadores ante Enlil, Nanna y Enki, dioses tutelares que supervisan el proceso de restauración. En la montaña, el juicio y la purificación toman forma: los elementos malignos son destruidos, las puertas se sellan y el sacrificio ritual marca un punto de inflexión. Neti, el guardián del inframundo, custodia el acceso, mientras las vestiduras de la diosa son restauradas en preparación para su retorno.
Con su misión cumplida, Dinana regresa al palacio celestial, llevando consigo la pureza, la justicia y el equilibrio entre los mundos. El relato concluye con imágenes de exaltación, renovación y continuidad, sellando la interdependencia entre el cielo, la tierra y el inframundo.
Más que un relato mitológico, este texto sumerio profundiza en la muerte, la resurrección, el poder y la justicia, revelando la compleja relación entre lo humano y lo divino en la antigua Mesopotamia.
Para saber más se pueden consultar los vídeos de Eva Tobalina y la Fundación Raíces Europeas: Mesopotamia y sus Leyendas. O consultar otras entradas de La Escalera del Zigurat.
